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Padres · 28 de Ago 2018

Nombres que valen oro

El RENIEC presenta los libros que buscan promover el uso de nombres en lenguas originarias.

RENIEC: Nombres que valen oro

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Todos tenemos derecho a tener un nombre. Desarrolla nuestra identidad desde muy pequeños, su apropiado registro nos reconoce como ciudadanos peruanos y su uso cotidiano es tan poderoso que incluso puede llegar a proteger la cultura de grandes comunidades.

 

Teniendo esto en cuenta, el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (RENIEC) a través de su Escuela Registral viene publicando una serie de libros que buscan preservar la escritura, significado e historias detrás de los nombres propios de muchos habitantes de los pueblos indígenas del país. Los “Tesoro de Nombres”, como los han titulado, también pretende promover su uso a nivel nacional a fin de fortalecer las identidades individuales y culturales de cada pueblo.

 

“Los nombres están muy relacionados con la concepción del mundo o filosofía de cada pueblo indígena y existe una conexión directa entre el nombre y lo que se espera de la persona que lo lleva —nos explica Danny Santa María, subgerente de Investigación Académica—. Su uso garantizan la reproducción de la cultura, revitaliza la lengua y genera una identidad cultural y étnica más fuerte”.

 

Para el RENIEC el único camino para garantizar que estos tesoros perduren en el tiempo y sobrevivan los diferentes movimientos migratorios es que aparezcan en los registros oficiales del Estado escritos correctamente. Para saber dónde colocar cada tilde, diéresis o cualquier otro complemento gramatical, los registradores son constantemente capacitados y son pieza clave para mantener los significados intactos.

 

Según Santa María, los libros no solo son una ayuda para saber cómo escribirlos, sino que también son una importante guía para muchos padres de familia que llegan a las oficinas sin saber qué nombre ponerle a su hijo o hija. Es aquí donde son los mismos registradores son quienes sugieren los nombres originarios de lenguas como el quechua, wampi, awajún, matsés, aimara o jaqaru como una gran alternativa, convirtiendo a estos funcionarios en poderosos aliados de su difusión.

Al rescate de una tradición

De acuerdo al Ministerio de Cultura, existen 55 pueblos indígenas y 47 lenguas originarias, de las cuales 38 cuentan con alfabetos normalizados oficializados por el Ministerio de Educación. El plan del RENIEC y la Escuela Registral es investigar los tesoros de todos ellos para publicarlos. Hasta el momento, van seis.

 

La investigación lingüística para cada uno involucra mucha conversación con los locales y visitas a los pueblos. Cada nombre es pasa por un filtro de validación hecho por los registradores bilingües de cada lengua, entes de escuelas interculturales, apus y sabios. Con eso se inicia el trabajo.

 

 

 

En una primera etapa se conocen más sobre su lugar de ubicación, el número de habitantes, costumbres, filosofías y culturas;  una vez claro este punto se entra a la parte antroponímica, es decir, el estudio del origen y significado de los nombres.

 

El estudio determinó que, en varias comunidades y por los años en los que estuvimos bajo dominio español, muchos optaron por usar nombres venidos del cristianismo y los nombres originarios pasaron a ser usados como apellidos o simplemente desaparecían.

 

Santa María nos cuenta que hay muchas comunidades que se han ido adaptando, como los Wampis, quienes mantienen el uso de sus nombres originarios pero los combinan con un “nombre mestizo”. Así tenemos a Pedro Etza o Isabel Nunkui, por nombrar algunos.

 

RENIEC

 

“Hay cierta percepción de que el hijo sufra discriminación fuera de la comunidad cuando tenga que migrar y pasa mucho porque son poblaciones que se mueven —aclara Danny—. Por eso consideraban que solo el nombre wampi iba a generar cierto rechazo. Por eso ahora hay una complementariedad de identidades y la persona se reconoce como parte de un pueblo, pero también como parte de la sociedad nacional”.

 

Actualmente vienen trabajando en el tesoro de nombres en shipibo-conibo y esperan continuar hasta llegar a las 38 lenguas originarias. ¿Te animarías a usar uno de estos nombres?

 

Para conocer más sobre el trabajo que realizan también puedes visitar el sitio web del RENIEC o ir al Museo de la Identificación en la oficina del Centro Cívico en el Centro Histórico de Lima.

Imagen de mvillafranca

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